The Bucky Bar es un proyecto temporal realizado en Rotterdam, hecho por dos oficinas muy jóvenes que entran a la idea de arquitectura no solicitada. Aquel concepto que la revista Volume ayudó a definir mejor cuando sacó una edición dedicada al tema.
La arquitectura no solicitada es la respuesta un tanto a la abundancia de arquitectos que hay en todo el mundo, y los pocos proyectos en que ellos tienen relevancia. La idea proviene un poco de ámbitos artísticos o de gestión cultural en donde los proyectos nacen netamente por la iniciativa de algún colectivo y no de forma Top-down, en donde un mecenas financia un proyecto.
La ventaja de no tener un cliente definido, es que las propuestas pueden abarcar temas mas contingentes y absorber las oportunidades subyacentes en la ciudad, que requieren la atención de gente capacitada y con ganas de cambiar las cosas.
The Bucky Bar es una estructura hecha solamente de paraguas. Una idea simple, con muy pocos recursos pero contundente e influyente a la vez. El nombre es una referencia directa a Buckminster Fuller, el hombre que soñaba con las esturcturas geodesicas y que, adelantado a su tiempo, empezó a esparcir la idea de desarrollo sustentable basado en la tecnologías simples.
El domo es un acto y refugio pensado solo para su propósito temporal: una fiesta espontánea alrededor de un poste del alumbrado público, lo que hace que el color naranjo de los paraguas se prenda durante la fría noche europea.
La espontaneidad y elegancia hace que el proyecto haya sido un exito para su escala. Unas 300 personas colmaron el refugio en un acto colectivo, bajo una estructura usualmente pensada para ser un refugio individual.
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